EL HORROR ECONÓMICO
*Luis Sabini (Interpretación del texto)
*Luis Sabini (Interpretación del texto)
El horror económico plantea una serie de tesis con la indignación y el cansancio moral de quien se siente obligado a repetir por enésima vez las verdades de a puño que tantos parecen empeñados en ignorar: "Todo se organiza, prevé, prohíbe y realiza en función de la ganancia, que por lo tanto parece insoslayable, unida al meollo mismo de la vida hasta el punto que no se pretenda no es sino un fraude (p. 91); que existe un gobierno mundial (p. 100) que le deja a los estados nacionales la administración de los símbolos ideológicos pero se reserva para sí, no ya la declaración de su existencia sino las decisiones políticas al margen de las instancias oficialmente políticas”.
Medio
libro se puede entender como una aproximación al excluido. Esa función,
mejor dicho, esa falta de función social que últimamente ha adquirido
tanta presencia (y aquí el lenguaje nos juega otra mala pasada). Viviane
Forrester es brillante para explicar que el excluido dista de ser un
accidente del sistema económico dominante, del "nuevo orden" de las
privatizaciones universalizadas. El excluído es, básicamente, un
desocupado. Sólo que en el presente momento tecnológico, histórico,
demográfico, se trata de un desocupado crónico, un trabajador obsoleto
que vuelve cada vez menos al mercado. Ya Marx explicó la importancia del
"ejército de desocupados" para el rendimiento del capital. Sólo que,
como bien señala Forrester, un nuevo factor ha ingresado en los cálculos
del capital: somos muchos, en el planeta; sobramos. Y decir esto es
sobrecogedor si reparamos en esa "pequeña minoría que detenta los
poderes y para la cual la existencia de las vidas humanas que
evolucionan por fuera de un círculo íntimo sólo tienen un interés
utilitario". (p. 148). Forrester, sin embargo, desarrolla otra tesis,
más discutible: la de la desaparición del trabajo. "El mercado laboral
está menguado y en vías de desaparecer". (p. 65); "se pretende que lo
social y económico están regidos por las transacciones realizadas a
partir del trabajo cuando éste ha dejado de existir". (p. 13).
Forrester
establece una relación biunívoca entre la tesis de que sobramos y la de
que el trabajo desaparece, pero la gravedad de las implicancias de la
primera no necesita de la segunda para estremecernos. Las observaciones
de Forrester sobre el comportamiento de las elites es ilustrativo: "la
pobreza (...) conduce a los pobres a mutilarse en beneficio de los
poseedores con tal de sobrevivir un poco más (se refiere a la venta
"voluntaria" de órganos en India). Se lo acepta (...). Nadie hace nada
salvo cerrar el diario o apagar el televisor". (p. 155).
Creemos
que el neoliberalismo incluye al trabajo ajeno en su diseño; allí anida
uno de sus rasgos pavorosos, porque se trata del trabajo concebido como
hace dos siglos, cuando la esclavitud, la servidumbre, no sólo existía
como en la actualidad, sino que lo hacía a cara descubierta, con buena
conciencia. Es ese retroceso en el túnel del tiempo lo aterrador.
Forrester parece pagar un cierto precio a la ubicación personal, en un
país -Francia- del primerísimo mundo.
Esta es, en resumen, su tesis principal: "La ferocidad social siempre existió, pero con límites imperiosos porque el trabajo realizado por la vida humana era indispensable para los poderosos. (...) La supervivencia de la humanidad nunca estuvo tan amenazada (...) hasta ahora el conjunto de la humanidad tenía una garantía: era esencial al funcionamiento del planeta" (p. 148).
En rigor, "el conjunto de la humanidad jamás tuvo una garantía". Etnias arrasadas lo podrían atestiguar innumerables veces. Poblaciones obreras diezmadas también. Este momento de neoimperialización mediática mundializada no es el primer momento en que la vida valga tan poco. Pero la advertencia de Forrester dista de ser infundada porque es indudablemente cierto que nunca ha habido tanta abundancia de vida humana y tanto "exceso" de acuerdo con el diseño dominante.
Forrester nos escribe un formidable capítulo final sobre la génesis de las atrocidades sociales, que merece una reflexión sobre todo por parte de quienes hemos vivido en sociedad bajo momentos atroces. Los albores, los primeros indicios, carecen ciertamente de la crudeza de lo atroz explícito que con el tiempo se desarrolla. Pero los comienzos encierran los síntomas de lo que se viene y sólo cerrando los ojos, el corazón puede no verlos. Nos recuerda que "los crímenes contra la humanidad siempre son crímenes de la humanidad. Perpetrados por ella". (p. 154). Las grandes atrocidades, de las cuales después la sociedad reniega, son precedidas por "pequeñas atrocidades cotidianas", con las que ya convivimos: ella nos habla del turismo sexual infantil, nosotros podríamos hablar del "gatillo fácil", sin establecer falsa oposición.
Esta es, en resumen, su tesis principal: "La ferocidad social siempre existió, pero con límites imperiosos porque el trabajo realizado por la vida humana era indispensable para los poderosos. (...) La supervivencia de la humanidad nunca estuvo tan amenazada (...) hasta ahora el conjunto de la humanidad tenía una garantía: era esencial al funcionamiento del planeta" (p. 148).
En rigor, "el conjunto de la humanidad jamás tuvo una garantía". Etnias arrasadas lo podrían atestiguar innumerables veces. Poblaciones obreras diezmadas también. Este momento de neoimperialización mediática mundializada no es el primer momento en que la vida valga tan poco. Pero la advertencia de Forrester dista de ser infundada porque es indudablemente cierto que nunca ha habido tanta abundancia de vida humana y tanto "exceso" de acuerdo con el diseño dominante.
Forrester nos escribe un formidable capítulo final sobre la génesis de las atrocidades sociales, que merece una reflexión sobre todo por parte de quienes hemos vivido en sociedad bajo momentos atroces. Los albores, los primeros indicios, carecen ciertamente de la crudeza de lo atroz explícito que con el tiempo se desarrolla. Pero los comienzos encierran los síntomas de lo que se viene y sólo cerrando los ojos, el corazón puede no verlos. Nos recuerda que "los crímenes contra la humanidad siempre son crímenes de la humanidad. Perpetrados por ella". (p. 154). Las grandes atrocidades, de las cuales después la sociedad reniega, son precedidas por "pequeñas atrocidades cotidianas", con las que ya convivimos: ella nos habla del turismo sexual infantil, nosotros podríamos hablar del "gatillo fácil", sin establecer falsa oposición.
Tampoco
tiene desperdicio su descripción de lo que Pierre Salama ha llamado la
financiarización de la economía; "En la actualidad los mercados de
productos derivados son más importantes que los tradicionales. (...)
esta nueva forma de economía no produce: apuesta". (p. 94). La frase
reduce una vez más el problema a su expresión más aguda: en realidad, la
producción existe, sigue existiendo; no obstante, el pensamiento de la
autora no falsea la urdimbre de la realidad: la economía se rige cada
vez menos por la producción actual y cada vez más por su proyección de
futuro; economía de apuesta, estamos, así, cada vez más, dentro de un
loto planetario.
Revista
del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network Secretaría para
América Latina: Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy
*Fuente: http://old.redtercermundo.org.uy/revista_del_sur/texto_completo.php?id=1189
CONCEPCIONES SOBRE EL TRABAJO
El trabajo está y sigue relacionado con la era industrial y el capitalismo inmobiliario, pero antes presentaba garantías; fábricas seguras, talleres en pie, minas, bancos, edificios. El dinero se escondía en cajas fuertes. Gerentes, empleados, obreros se comunicaban. Se conocía dónde estaban los dirigentes, quiénes se beneficiaban con las ganancias. Existían los dueños, las familias con grandes patrimonios, el jefe era un hombre solo y poderoso, propietario de una empresa con socios que se identificaban. Eran personajes concretos, con identificación, nombre, herederos. Se conocía dónde se realizaba el trabajo, siendo esencial su materia prima; se sabía dónde se reproducían los negocios dando cuantiosos beneficios. Se podía dividir las finanzas de la industria y el comercio, había cómo oponerse. Era un reparto de papeles en ocasiones desastroso, pero concreto.
CONCEPCIONES SOBRE EL TRABAJO
El trabajo está y sigue relacionado con la era industrial y el capitalismo inmobiliario, pero antes presentaba garantías; fábricas seguras, talleres en pie, minas, bancos, edificios. El dinero se escondía en cajas fuertes. Gerentes, empleados, obreros se comunicaban. Se conocía dónde estaban los dirigentes, quiénes se beneficiaban con las ganancias. Existían los dueños, las familias con grandes patrimonios, el jefe era un hombre solo y poderoso, propietario de una empresa con socios que se identificaban. Eran personajes concretos, con identificación, nombre, herederos. Se conocía dónde se realizaba el trabajo, siendo esencial su materia prima; se sabía dónde se reproducían los negocios dando cuantiosos beneficios. Se podía dividir las finanzas de la industria y el comercio, había cómo oponerse. Era un reparto de papeles en ocasiones desastroso, pero concreto.
El universo cibernético, las técnicas revolucionarias han vuelto al trabajo, hermético, oculto. No pose vínculos con el universo laboral que dejó de ser una utilidad. Entre el mundo anterior y el actual no existe continuidad. Algo se ha quebrado. Hoy es una irrealidad abstracta donde millares de fantasmas desconocidos y acongojados se derrumban. Parecen ilógicos con sus ideales realistas de continuar clavando clavos, operando máquinas, clasificando materiales, haciendo las cuentas en circuitos aletargados y con ritmos arcaicos como las fragatas de Colón. ¿Por qué ocuparse de ellos? Esos puestos de trabajo son inexistentes. Hoy es el mundo virtual, volátil, sin verificación concreta.
Cuestionario:
1- ¿Qué dice la autora sobre los gobiernos nacionales?
2- ¿Qué es el excluido para Forrester, y cuál es la diferencia de los desocupados actuales?
3- ¿Qué pasa con el trabajo en la actualidad?
4- ¿Qué es lo que Pierre Salama ha llamado la financiarización de la economía?
5- En el texto analizado por Luis Sabini sobre “El horror económico” (V Forrester), señale las cuestiones principales que se tratan estableciendo palabras Clave
6- En “Concepciones sobre el trabajo”, lea los dos párrafos y realice una síntesis que establezca las principales diferencias entre el trabajo del siglo XX y el actual
2- ¿Qué es el excluido para Forrester, y cuál es la diferencia de los desocupados actuales?
3- ¿Qué pasa con el trabajo en la actualidad?
4- ¿Qué es lo que Pierre Salama ha llamado la financiarización de la economía?
5- En el texto analizado por Luis Sabini sobre “El horror económico” (V Forrester), señale las cuestiones principales que se tratan estableciendo palabras Clave
6- En “Concepciones sobre el trabajo”, lea los dos párrafos y realice una síntesis que establezca las principales diferencias entre el trabajo del siglo XX y el actual
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