Informe completo "PAPEL PRENSA LA VERDAD"
Por Gastón Florio* http://espacioiniciativa.com.ar/?p=393
El debate que se vendrá sobre
Papel Prensa revelará la complicidad y la sociedad entre militares genocidas y
civiles, que también fueron partícipes de los crímenes de lesa humanidad que
sufrió nuestro país durante la última dictadura militar. La historia de Papel
Prensa S. A. comienza hace más de cuatro décadas, con el objetivo de garantizar
la producción nacional de papel diario para el abastecimiento interno de esta
materia prima. En sus orígenes fue diseñada de manera minuciosa, para lograr su
perfección (desde que la mayoría de los diarios del país tenga participación
accionaría hasta su estratégica ubicación en la localidad de San Pedro, dada su
cercanía al noroeste Argentino, zona donde se extraen árboles óptimos para
proveer a la pastera); varios años llevo concretar este sueño desarrollista. Hoy,
en 2010, la situación de la empresa es otra. Infinidades de historias
(personales y colectivas) fueron transcurriendo para que en la actualidad sea
una empresa monopólica que golpea de lleno contra la libertad de expresión. Es
controlada por dos de los multimedios más grandes del país, que se apropiaron
de Papel Prensa S.A. a cambio de encubrir desde sus páginas a la última
dictadura militar. Así como Videla razonaba que mientras llegaba el nuevo
milenio, gozaba de la más impune libertad, y que estaba “espeto de culpas”;
Clarín y La Nación (bajo este lineamiento) razonaron en el mismo sentido.
Monopolio
Para la Real Academia Española la
definición de Monopolio es la siguiente, “Situación de mercado en que la oferta
de un producto se reduce a un solo vendedor”; en criollo, cuando se establece
un mercado donde la oferta queda sujeta a una sola empresa. Los compradores de
ese producto (consumidores) no tienen otra opción mas que acudir a esa empresa,
por la simple razón de que es la única que garantiza ese producto en el
mercado, y en consecuencia, ese bien y los consumidores son rehenes de la falta
de oferta. Así este “dios todo poderoso” maneja precios y toma decisiones; sin
medir daños colaterales. Sin embargo, algunos confunden un Monopolio privado a
la centralización de derivadas económicas que genera un estado, pese a que son
dos cosas muy diferentes. Una representa los intereses de un conjunto y otra
las ambiciones de un privado. Por esto, no es igual el IAPI de Perón que la
multiempresa de la Forestal en Santiago del Estero. Con el diferencial que
arrojó el IAPI (de las exportaciones de granos) se construyeron caminos,
escuelas, viviendas y hospitales. En cambio la Forestal nada más dio
diferencial a la billetera de sus dueños. ¿Pero que pasa cuando una empresa por
vías oscuras se adueña de la materia prima que su empresa necesita? ¿Qué
pasaría con Sancor si la Serenísima comprara todos los tambos del país?…
Tendría que importar leche y lógicamente desaparecería ante la vil desigualdad
competitiva.Esta es la historia de Papel Prensa, adquirida por los dos
principales matutinos argentinos de forma fraudulenta, que además de
abaratarles el costo de sus periódicos, también les fue funcional para eliminar
la competencia. Relato en que se entrecruzan secuestros, desapariciones y
abusos de poder.
Proyecto de una empresa estatal
La encrucijada de importar papel
diario inquietaba tanto a gobiernos como a medios gráficos. No había en el país
una fábrica que produzca este material para las publicaciones nacionales. En el
año 1969, mediante un decreto de la dictadura del Onganía, un fondo común
para la creación de una planta de celulosa nacional. Dicho fondo se
constituiría con aportes del Estado Nacional, mas las retenciones a cada medio
gráfico de un 10% de las importaciones de papel. Todos los medios gráficos
acceden, sin embargo el proyecto es tumbado junto al gobierno del “bigotudo”,
en medio de revueltas obreras y luchas sociales. En 1972 durante el gobierno de
Lanusse se crea una empresa de capitales Mixtos (estatal y privado) para la
producción de papel de diario. Hasta aquí esta materia prima se importaba
dejando a los gobiernos intervenir entre las pasteras extranjeras y los grupos
de comunicación locales. Llenos de tires y aflojes, termina ganando la licitación
el empresario Civita (dueño de editorial Abril), asociado con sus colegas;
Doretti y Rey. Así se establece que esos privados controlarán el 26% de las
acciones, 49% ahorristas anónimos y el restante el estado nacional: un 25%. La
proyección de la construcción de la fábrica de papel estaba prevista para 1976,
y se levantaría en la localidad de San Pedro. Quizás sin imaginar nadie que en
solo cuatro años la historia tendría un desenlace vertiginoso y escalofriante.
David Graiver
Con el retorno de Perón en 1973
aparece el alfil fundamental de esta jugada. Banquero, financista y empresario
nacional, David Graiver nació en Argentina en 1941. Al final de su joven vida
terminó siendo propietario de un gran imperio económico, resultado del capital
heredado de su padre y a una gran audacia empresarial. Graiver llegó a ser
titular dos bancos en Argentina (Comercial de La Plata y Hurlingham), dos
bancos en Nueva York, el ABT y el CNB (American Bank and Trust y Century
National Bank), la BAS en Bruselas (Banque pour l’Amérique du Sud), un banco en
Tel Aviv (Swiss-Israel Bank) y múltiples compañías desparramadas por el mundo.
Con conciencia de burgués nacional, Graiver era participe del grupo allegado al
ministro de economía de Perón, José Ber Gelbard. Vinculado con Montoneros,
Graiver representaba un paradigma nacional. Multimillonario argentino,
financista y hombre con influencias en las bolsas mundiales, y así
conjuntamente portador de conciencia nacional. Fabulosamente atrapante. Poco
común, quizás…
El Ministerio de Economía de la
tercera presidencia peronista estaba a cargo de José Ber Gelbard. Hombre de
extrema confianza de Perón, Gelbard logró proyectar un plan económico basado en
la reactivación industrial, la independencia económica y el pacto social. Logró
que los niveles de ingreso de los trabajadores, respecto al PBI Nacional,
alcance el 54%. Abrió mercados nuevos con China, URSS y la Cuba Socialista,
rompiendo el paradigma global de ese momento; el mundo bipolar.En el año 1973,
más exactamente diciembre, David Graiver (por intermedio de Gelbard) se
interesa por las acciones privadas de Papel Prensa y decide adquirirlas. Luego
de las negociaciones de Gelbard y Civita, en diciembre del ’73, Graiver
adquiere el 26% de las acciones de Papel Prensa por 4 millones de dólares, a
través de la firma “Galería Da Vinci“; Doretti y Rey seguirían en sociedad con
Graiver. El Banco Industrial por vías de Estado Nacional le brinda préstamo y
beneficios impositivos a Graiver para la puesta en marcha de la Pastera.
Primera incógnita: ¿Tragedia o
asesinato?
El 6 de agosto de 1976 David
Graiver se encontraba en Nueva York a punto de partir a Acapulco, México, donde
lo espera su mujer y su hermano (Lidia Papaleo e Isidro Graiver). Esa misma
tarde Graiver decide cambiar de vuelo para abordar un Jet Privado; quizás por
medidas de seguridad o como cita el genocida Camps: “quiero viajar a mi
manera”. Pasadas las siete de la tarde, aterriza para cargar combustible en
Fierillo. Dos horas después, David y el piloto consiguieron luz verde
para volver a despegar. Luego de unos minutos de vuelo el comandante de la nave
informa de dos nuevas paradas para cargar petróleo reelaborado: Memphis y
Houston. Una hora más tarde, la torre de control del Aeropuerto de Acapulco
anuncia una falla en el jet privado dado que piloto del avión en el que viajaba
David no contesta. A la mañana siguiente el rastrillaje encuentra al avión
caído en Chilpancingo, sin ningún sobreviviente. Para la historia oficial David
Graiver ha muerto por “un error inexplicable del piloto”. Para otros, fue
asesinado por la CIA.
El Banquero de los Montoneros, en
una investigación publicada hace algunos años por Juan Gasparini, que relata la
vida de este joven de 35 años y de muy difícil acceso (gracias a que se
encuentra agotado), precisa una inmediata reedición. Gasparini cuenta que “La
CIA decide eliminar a Graiver al saber que su expansión bancaria en los Estados
Unidos es posible gracias a una inversión de 17 millones de dólares de los
Montoneros, exponentes de la guerrilla peronista, una de las más espectaculares
de América Latina de los años 70. Graiver había organizado su imperio en base a
una conducción unipersonal. Su muerte provocó el desplome de los bancos. El ABT
y CNB en Nueva York se desfondaron en septiembre de 1976, constituyendo
entonces la cuarta quiebra bancaria en la historia de los Estados Unidos. La
BAS en Bruselas también se desmoronó ese mismo mes. Fue la primera estafa
bancaria de la posguerra en Bélgica. Los bancos argentinos y el de Israel se
vendieron para cubrir deudas. La multinacional valuada en 200 millones de
dólares se despeñó. Quedó al desnudo el desvío de fondos perpetrado por Graiver
en el mercado financiero internacional para nutrir de capitales a sus empresas
en Argentina, especialmente Papel Prensa, un proyecto cuyo objetivo fuera
monopolizar la fabricación de papel en el país”. El relato de Gasparini es muy
audaz por su cuestionamiento a la historia oficial sobre la muerte del joven
empresario. Conjuntamente, el autor de esta obra, da a entender las intenciones
de David Graiver de utilizar Papel Prensa para una futura monopolización del
mercado. Sin embargo, hace algunas semanas, Rafael Ianover (vicepresidente de
Papel Prensa antes de su apropiación) confesó que él tenía órdenes de Graiver
de ofrecer las acciones tipo D (las que se ofrecían a los diarios) a demás
diarios del territorio nacional, y que luego de la puesta en marcha de la
pastera, David tenía intenciones de desprenderse de sus acciones. Rafael
Ianover afirma: “Nunca se pensó monopolizar nada”.
Breve relato de un genocida
impune
Algunas controversias de la
historia nos llevan a encontrar en cualquier librería un relato escalofriante
de un hombre que actuando en la ilegalidad, se jacta de contar las atrocidades
que se cometieron durante la dictadura, para atormentar a centenares de
personas. Con la palabra “impunidad” podemos definir el libro de Ramón J.
Camps, “El poder en la sombra, el Affaire Graiver” El General Camps actuó como
Jefe de Policía Bonaerense durante el primer año de la última dictadura
militar. Todos lo conocemos. Represor, torturador y responsable de
desapariciones de personas durante el proceso. En 1986 fue condenado a 25 años
de prisión por la Justicia Federal por haber comandado y participado de: 214
secuestros extorsivos (de 47 de ellos se desconoce el destino de sus víctimas),
120 casos de tormentos, 32 homicidios, 2 violaciones, 2 abortos provocados por
torturas, 18 robos y 10 sustracciones de menores. Luego fue beneficiado por las
leyes de obediencia de vida y punto final.
En un cable de noticia, la
agencia Terra, publica en el 2006 una pequeña investigación de Camps, en la
cual resalta el aspecto cínico y maquiavélico que identifica el perfil de un
asesino impune: “El represor admitió haber sido responsable de 5.000
desapariciones y haber aplicado la tortura como método y que su conciencia
estaba “muy tranquila”. Admitió coincidir en algunos puntos con Adolfo Hitler y
justificó las apropiaciones de niños porque la excesiva democratización el
sistema familiar no inspiraba confianza: “Era necesario impedir que esos niños
fueran criados en las ideas de subversión de sus padres. Las llamadas madres de
desaparecidos son todas subversivas. Lo son todos los que no se preocupan de
hacer de sus hijos buenos argentinos”.
“En 1976 egresarán las primeras
oficiales femeninas de la policía de la provincia de Buenos Aires… Dos de estas
mujeres tuvieron su primer misión… estaban verdaderamente emocionadas y
orgullosas porque ya en su estreno habían atrapado a un eslabón fundamental para
la indagación: Juan Graiver, padre de David e Isidro.”. Así abre su cuarto
capítulo Camps, detallando los operativos de los secuestros en forma ilegal a
los familiares de David. Con esta misma liviandad, prosigue su relato:
“decidimos trasladar a los detenidos a una dependencia de la policía del Gran
Buenos Aires… cuyo nombre en clave era El Vasco… las personas que estaban
investigadas estaban alojadas en celdas de unos dos metros por tres, con cama,
silla y mesita, aire y luz natural. Ningún lujo por supuesto, pero tampoco
ninguna privación mortificante.”
En su libro continuará
justificando el accionar de los grupos de tareas en los años oscuros de la
argentina. Expone al enemigo de la patria (al “subversivo”) y alega que las
Fuerzas Armadas actuaron en el marco de la ley, basado en la teoría de
“organización nacional”. Camps torturó a Lidia Papaleo (mujer de Graiver), y a
Juan e Isidro Graiver, padre y hermano de David. En su libro, Camps a estos
métodos le llama “interrogatorio”.
La justificación del los maestros
del terror no contempla mea culpa, ni arrepentimiento. Camps deja claro que si
los años volvieran a situarnos en 1976, “heroicamente” cometería las mismas
atrocidades: “No me arrepiento de haber derrotado a la subversión. Por eso
escribí este libro, por nuestra lucha, por los que cayeron, por los que no
tenemos miedo de caer, y por los que caerán.”. Con esta siniestra cita
(fechada, 4 de junio de 1983) Ramón J. Camps abre su libro. La muerte lo
sorprendió gozando de la más impune libertad en 1994. Con la muerte de Camps se
fue también parte de la historia, pero cargando una deuda pasada: la justicia.
El Miedo
“La censura a la prensa, la
persecución a intelectuales, el allanamiento a mi casa en el Tigre, el
asesinato de amigos queridos y la pérdida de mi hija que murió combatiendo, son
algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina
después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi
treinta año”. Con este párrafo, Rodolfo Walsh comienza la carta que le envía a
la Junta Militar el 24 de marzo del 1977. Un día más tarde Walsh será
acribillado por un grupo de tareas en pleno centro porteño y con el sol en el
cielo. Walsh fue valiente. Se condenó a su muerte. Pero pasó a la historia
combatiendo por la honestidad intelectual, y superando el arma más poderosa del
Proceso: el miedo.
En las épocas del terrorismo de
Estado, dominaba el miedo. Los Falcon verdes y clandestinos custodiaban los
locales sindicales. Las políticas excluyentes para la mayoría, se efectivizaron
gracias al miedo social que dominaba. Los vínculos humanos se esfumaron por el
miedoso “No te metas”. Se buscaba justificar a arresto ilegal del vecino con el
“algo habrá hecho”. Y también por este factor (el miedo) Clarín, La Nación y La
Razón se apropiaron de Papel Prensa.
¿De donde vienen los llamados?
Tras el asesinato o muerte de
Graiver, su esposa Lidia Papaleo (de tan sólo veinticuatro años) recibe
llamadas a su casa de Acapulco; supuestamente de la organización Montoneros,
con el fin de reclamarle una deuda que mantenía su marido con la organización:
17 millones de dólares. Esta suma habría sido parte del botín del secuestro de
los hermanos Born. Montoneros habría transferido ese monto a David años atrás,
y Graiver lo utilizó (hipotéticamente) para la compra de las acciones de Papel
Prensa. Héctor Timerman, actual Ministro de Relaciones Exteriores, sostiene la
hipótesis de que los llamados no provenían de la organización argentina; si no
de del propio gobierno de facto de Videla, y la familia con el tiempo lo
comprobó.
También, en Acapulco comienzan a
recibir sugerencias de vender la parte de Papel Prensa a diarios Argentinos, ya
que el nuevo gobierno ilegal de nuestro país no tomaba con simpatía la
participación de la familia Graiver en la empresa de Celulosa. Sin embargo,
pese a los consejos de amigos y allegados, la Lidia Papaleo decide volver al
país para esclarecer esta encrucijada.
Después de desembarcar en la
Argentina (16 de septiembre del 1976), Lidia descubre la verdad del asunto.
Montoneros ni se mosquea de su llegada al país, pero sí la junta militar y la
asociación anónima FAPEL, creada recientemente y comandada en parte por Héctor
Magnetto (integrada por Clarín, La Nación, La Razón y Editorial Argentino). El
gobierno de facto y FAPEL comenzaban a presionar a la familia Graiver para la
venta de las acciones de Papel Prensa. Pero no a cualquiera, “quiero que sepan
que no pueden vender Papel Prensa ni a judíos, ni a extranjeros” le advertirá
Manrique Segovia a Lidia Papeleo. Días antes Segovia (representante legal de La
Nación) le había propuesto a Miguel Anchorena (abogado de los Graiver), que la
Junta Militar vería con agrado “el desprendimiento del Grupo Graiver de Papel
Prensa… estimando que los compradores lógicos eran los diarios Clarín, La
Nación y La Razón”.
El motivo de la vuelta al país desaparece y la venta de Papel Prensa ya es un problema de Estado: la Junta Militar presiona para la venta de la pastera, posicionando también al comprador; y FAPEL (al mismo tiempo) “insólitamente” quiere comprar las acciones del grupo Graiver. En la misma entrevista citada en esta nota, Rafael Ianover relata que en 1975 se les ofrecen a Clarín y La Nación acciones en Papel Prensa: “Se les ofrecieron acciones a los diarios mas importantes de Rosario y La Plata. Y también a Clarín y La Nación. Ninguno quiso comprar”. ¿Qué cambió en el país de 1975 a 1976 para que los mismos diarios que se negaron a participar de la pastera, cambien de opinión? El gobierno ilegal para las mayorías y benefactor de los capitales concentrados. Entre las continuas presiones, la jovencita mujer de David estaba desconcertada. Recurre a Balbín y a Cafiero. Pero las presiones no cesaban. Ianover, vicepresidente de Papel Prensa fue interceptado por un grupo de tareas en su propia casa, quienes amenazan a su hijo para obligarlo a vender. Juan e Isidro Graiver fueron continuamente amenazados por el gobierno de Videla y presionados por FAPEL. Anchorena y Rubinstein, también. La situación era escalofriante. Finalmente la familia Graiver decide vender.
“Firmás o te mato”
El 3 de noviembre de 1976 era la
asamblea extraordinaria de Papel Prensa. La farsa estaba armada. Los Graiver
acorralados. Lidia Papaleo y los padres de Graiver habían llegado esa noche a
las oficinas de La Nación. Dentro del lujoso despacho, se le indico a Lidia de
Graiver que se ubique en una mesa aparte. Minutos después se sentó con ella
Héctor Magnetto, el cual se “recomendó” que “firme o le costara la vida de su
hija y la suya”. Así Clarín, La Nación y La Razón se apropiaron de las acciones
de la familia Graiver tan esperadas por ellos, cuales le servirán para delinear
su imperio comunicacional.
Pero la venta se congela por unos
meses, sin embargo las presiones sobre la familia y allegados, no. A principios
de 1977 el Juzgado de Menores paraliza la venta, por motivo a que el traspasó
de los bienes de David a su hija, no estaba concluido. Por esto, Lidia Papaleo
termina de firmar los últimos papeles de la transacción el 9 de marzo de
dicho año. Pero, no solo en medio de las sucesivas amenazas que sufría desde su
llegada al país, sino también con llamados de Juan Graiver (padre de David,
cual había sido secuestrado por la Junta dos días antes), pidiéndole por su
vida, que culmine la venta. Cinco días más tarde de la firma, Lidia es
secuestrada, lo que agudizó el terror. Entre finales del 76 y principios del
año siguiente, el terrorismo de Estado secuestra a Lidia Papaleo, Juan e Isidro
Graiver, Ionover, Jorge Rubinstein, Miguel Anchorena, Osvaldo Papaleo, la madre
de David, Eva Graiver y dos secretarias privadas. Más de la mitad de la familia
y colaboradores a disposición de la Junta Militar. Los centros clandestinos de
detención, el Pozo de Banfield y El Puesto Vasco, fueron elegidos para
interrogarlos bajo métodos de torturas. El jefe de policía bonaerense
“gestionó” las mayorías de las torturas, especialmente en El Puerto Vasco.
Finalmente la Junta genocida
decreta la incautación de los bienes de la familia Graiver, por su situación de
cautiverio y la teoría de una “vinculación” con la organización Montoneros.
“Los herederos de Graiver están inhibidos para administrar los bienes
competentes de haber hereditario hasta que no se acredite su legitima
adquisición”, despotricará Cesar Cozzi, juez de menores a cargo de la hija de
Lidia y David. “Fui forzada a vender todo. No hubo sugerencias, fue ‘firmás o
te mato’(… )“Yo desaparecí y todo el resto (cesión definitiva de los títulos de
propiedad de papel prensa) lo que sucedió mientras estaba secuestrada: “firmé en
La Plata estando desaparecida”. Hice los careos con (Jacobo) Timerman y todo lo
relacionado con La Opinión estando desaparecida, porque desde el departamento
de Policía me llevaban a declarar envuelta en una manta gris, porque estaba
totalmente quemada, perdí mis pechos, mi abdomen y también mis genitales
durante la tortura y me operaron en la cárcel de un tumor cerebral por los
golpes que recibí.” Relata Lidia Papaleo en el 2009 al directorio de Papel
Prensa. Jorge Rubinstein muere en cautiverio por causas de las torturas
aplicadas para sacarle información. Juan e Isidro son sometidos también a este
horror con el mismo fin, bajo el mando de Camps. Finalmente Papel Prensa S.A.
ya no pertenecía “ni a judíos ni extranjeros”, y estos tres diarios argentinos
ya gozaban de la pastera, gracias al “lobby de la Junta Militar. Estos crudos
testimonios y la realidad escalofriante conocida por todos de los años del
genocidio, comprueban que sin la participación y presión del gobierno de
Videla, esta “venta” no hubiera resultado así. Julio Saguier, (presidente del
directorio de La Nación y de Papel Prensa), meses atrás brindó una conferencia
de prensa, por la cual su abogado (Adrián Ventura) afirmó que la venta de Papel
Prensa fue legítima, ya que: “Anchorena (abogado de los Graiver) firmo en
conformidad”. En la misma sintonía Clarín argumenta que: “Graiver muere en un
accidente de aviación en México, nunca esclarecido. Su viuda y sucesora, Lidia
Papaleo, comienza entonces el procedimiento de venta de sus bienes. Entre septiembre
y octubre –del 76- la familia Graiver negocia con FAPEL la venta de su parte de
Papel Prensa. En noviembre se efectivizó la operación”. ¿Por qué La Nación y
Clarín ocultan que la familia Graiver firmó bajo amenazas? ¿Por qué esconden
que Lidia su cuñado no tenía pensado desprenderse de Papel Prensa? ¿Por qué
encubren esta trágica historia?
El 15 de agosto de 1978 fue inaugurada la planta de Papel Prensa en la localidad de San Pedro. En la celebración Jorge Rafael Videla participó del brindis y los festejos con Mitre, Ernestina de Noble y Magnetto flamantes dueños de la empresa. Videla en su discurso se explayó sobre la libertad de expresión, y fue aplaudido por todos los invitados. Pero, ¿Cuál fue el acuerdo implícito de estos empresarios con la Junta? Simple, ya que los militares no se beneficiaban económicamente con la venta, sí se aseguraban de la protección mediática de las atrocidades cometidas. Un contrato de palabra de encubrimiento mutuo.
Mientras en el San Pedro
celebraban los nuevos dueños de la pastera, la familia Graiver está secuestrada
y es torturada. Recién tres años mas tarde, el 30 de diciembre de 1981 fueron
dejados en libertad.
Cuestión de estafa
Según un informe del BANADE en el
año 1976 las acciones tipo A del Grupo Graiver en Papel Prensa estaban
cotizando en 2.316.000 dólares, si se amortizaba el Patrimonio Neto; y si se
tomarían por Patrimonio Ajustado, las acciones se valuaban en 4.330.000
dólares. Sin embargo ninguno de estos montos fue barajado entre FAPEL y la
familia.
Durante las primeras
negociaciones Isidro Graiver relataba que la propuesta ofrecida por FAPEL
representaba “una locura, dado que no llegaba a la mitad de lo que valían las
acciones de la familia”. Pero dadas las circunstancias de las presiones para la
venta, la familia Graiver tuvo que acceder a la estafa propuesta por los
diarios. Papel Prensa fue vendida por 996.000 dólares.
Cinco días más tarde a la firma
del último papel de venta, es secuestrada por un grupo de tareas y llevada al
centro clandestino de detención “Puesto Vasco”, al mando del Consejo Especial
de Guerra N°2. Seguido, la Junta Militar decreta la incautación de los bienes
de los Graiver. Resulta interesante dar cuenta por qué “casualmente” los
genocidas aguardan el traspaso de Papel Prensa para el arresto de Lidia Papeleo
y la seguida apropiación de sus bienes. Sobre este asunto la presidente de la
Nación, Cristina Fernández se refirió al tema: “¿cuál era la razón -y aquí creo
que cierra el círculo- de por qué debieron conservar la libertad hasta firmar
todos esos papeles? Primera cuestión, porque nadie puede aparecer firmando un
contrato u obligarse estando preso. Pero segundo, porque una vez que uno caía
adentro de la CONAREPA
(Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial), le interdictaban todos los
bienes y, entonces, Papel Prensa hubiera quedado interdictado como lo hizo con
todo el patrimonio de los Graiver, y por eso había que dejar Papel Prensa
afuera. Es casi, cuando uno lo mira con todas las piezas del rompe cabezas, una
fotografía perfecta”. De los U$D 996.000 en que se vendió la pastera, la
familia Graiver solo recibió el anticipo dado en el momento de la firma: U$D
7.200. El resto se tendría que haber pagado a los tres meses de la venta, en
cuotas, pero por la situación de cautiverio de la familia, los diarios
depositaron la plata en la escribanía “Polli” y ellos mismos la retiraron años
más tarde. Por ende, la familia Graiver solo recibió por la venta de Papel
Prensa S. A. U$D 7.000.
Final abierto
El país pos dictadura, fue
manejado por dirigencias políticas ligadas a los lineamientos dominantes
mundiales y por monopolios y/o grupos económicos de capitales nacionales, y la
mayoría multinacionales. Poco a poco (sin darnos cuenta o, torcidos por los
golpes recibidos) los dos multimedios más grandes del país, fueron tomando un
rol que excede lo comunicacional, y hasta lo olvidan: son los que hoy imponen
la agenda social y política, y se creen capaces de manejar el país. Claro,
durante más de dos décadas lo lograron, pero los tiempos parecen haber
cambiado.
Ningún gobierno se había atrevido
a investigar cómo estos grupos llegaron a tener el poder que hoy conservan;
nadie quiso hasta hoy ponerse en contra de Clarín y La Nación. La ya sancionada
Ley de Servicios Audiovisuales introdujo un debate social que fue funcional a
la visibilización del poder, que se esconde detrás de los monopolios de
comunicación.
Sin embargo, Papel Prensa y el
debate que se vendrá, revelará la complicidad y la sociedad entre militares
genocidas y civiles, que también fueron partícipes de los crímenes de lesa
humanidad.
En los Tribunales de Callao 05/05/2015
Jueza convocó a accionistas de Papel Prensa a una audiencia por graves
irregularidades en el manejo de la empresa
La jueza de primera instancia en lo Comercial N° 26 María Cristina O'Reilly citó a los accionistas privados y estatales de Papel Prensa a una nueva audiencia de conciliación para analizar el funcionamiento operativo de la compañía. La convocatoria fue prevista para el próximo 6 de mayo por la mañana en la sede de los tribunales de Callao 635.
O'Reilly es la magistrada a cargo
de interceder entre los representantes de los diarios Clarín y La Nación y los
directores estatales, que hoy siguen enfrentados por las múltiples
irregularidades denunciadas contra los dueños privados por el manejo de la
papelera.
Sistemáticamente, desde 2010 el Estado nacional denuncia la injerencia ilegal de Clarín y La Nación en la conducción de empresa, lo que provoca una falta de equilibrio entre los órganos societarios. Según el último informe de la Comisión Fiscalizadora (CF) al que accedió ámbito.com, los accionistas privados fueron denunciados por permitir Incompatibilidades de los miembros del Comité de Vigilancia y de la propia CF; por obstaculizar las tareas de la CF; por la falta de funcionamiento del Comité Ejecutivo; por la ausencia de un Plan Estratégico y de Inversiones para la compañía; por la falta de independencia del titular de la función de auditoría interna; por debilidades en la política de recursos humanos y por la venta privilegiada a precios por debajo del costo de papel a sus empresas relacionadas, en detrimento de los demás clientes y los accionistas minoritarios.
Sin voluntad para intervenir
judicialmente a la empresa, la jueza debe intentar acercar las posiciones y dar
cumplimiento a lo acordado en otra audiencia celebrada el 3 de octubre de 2011.
En esa reunión, todos los accionistas se comprometieron ante O'Reilly a que los
órganos societarios "continúen funcionando armoniosamente y en forma
regular, sin sufrir las continuas impugnaciones de las que han sido objeto por
el Estado nacional". Por ese motivo, la magistrada propuso que "se
mantenga el 'status quo', respecto de las autoridades del Estado nacional"
designadas en el directorio de Papel Prensa.
Los responsables del informe de la CF, los síndicos Daniel Reposo y Agustín Tarelli, impugnaron fehacientemente cada uno de los actos y nombramientos fraudulentos que cometieron Clarín y La Nación y se descarta que lo volverán a hacer tras la nueva audiencia. Para los fiscalizadores, la decisión de administrar la empresa sin cumplir la ley de sociedades comerciales ni el estatuto social "denota una conducta obstinada e indiferente por parte de los que ocupan los cargos de manera irregular, ejerciendo actos de manera indiscriminada en claro perjuicio de la sociedad, efectuando convocatorias y celebrando reuniones de los distintos órganos societarios en ese marco de irregularidad".
Según consta en el informe último
de gestión, en 2013 se impugnaron 55 convocatorias y reuniones de directorio y
comité ejecutivo; en 2014 fueron 24 y en lo que va del año al menos dos.
"Se objetan las reuniones y se insta al Presidente del Directorio, que
hasta tanto no se encuentre regularizada la integración y funcionamiento de los
distintos órganos societarios, los mismos deberán abstenerse de adoptar medidas
que puedan implicar un perjuicio a la integridad del patrimonio de la
Sociedad", justifican.
Sin embargo, Reposo y Tavelli advirtieron que "no obstante, la empresa (bajo dominio de Clarín y La Nación), desoyendo lo señalado y advertido en todas las oportunidades posibles por estos síndicos, ha llevado adelante las reuniones de Directorio, de Comité Ejecutivo y de Auditoría, con autoridades que no son tales".
LA VERSIÓN DE CLARIN
Clarin.com
Política
24/08/10
Una historia inventada para quedarse con Papel Prensa
LA POSTURA DE LOS DIARIOS CLARIN
Y LA NACION
Ante la ofensiva del Gobierno
contra Papel Prensa, que tras una escalada de meses alcanza hoy su punto
más alto con un anuncio oficial, los diarios accionistas de la
empresa, Clarín y La Nación, decidieron difundir el siguiente comunicado,
a fin de informar la verdad a la opinión pública. Los
accionistas privados de Papel Prensa venimos denunciando desde hace casi un año
un plan del gobierno nacional para apoderarse de la compañía y controlar
el papel para diarios, insumo esencial de la prensa libre. Controlar el
papel es controlar la información, y esto es lo que el Gobierno viene
buscando a través de varias herramientas: la propaganda oficial, la ley
de medios, el control del acceso a la información, el manejo militante de
los medios públicos y la multiplicación de los medios paraoficiales. En los
últimos días, esta intención de avasallar el derecho de la sociedad a la
libre elección y expresión se reveló de manera muy clara con la
cancelación de la licencia de un proveedor de Internet.
Esta misma matriz autoritaria y
de control mediático es la que se viene revelando en Papel Prensa. El Gobierno
ha elegido varios mecanismos para cumplir su cometido, y también ha elegido un
personero para todos esos frentes, el secretario de Comercio Interior,
Guillermo Moreno, quien ha sido denunciado penalmente por La Nación y Clarín
por llevar adelante un plan ilegal para hacerse de la compañía. Tras su
incursión con guantes de boxeo en una asamblea, y luego de amedrentar al
personal con alocuciones bélicas, el último capítulo de Moreno al frente de su
cruzada ha sido pretender arrogarse facultades judiciales y liderar una falaz
investigación sobre la historia de la compañía, buscando convertirla en un caso
de derechos humanos y de delitos de lesa humanidad, algo que le fue
ordenado desde lo alto del poder y que resulta inconcebible hasta en las
especulaciones más maquiavélicas. Para esto viene distorsionando con
alevosía hechos históricos, manipulando dolosamente personas y
situaciones, reclutando aliados de sugestiva plasticidad y reescribiendo
la historia, bastardeando así la bandera de los derechos
humanos, en lo que constituye una de las prácticas más deleznables del
kirchnerismo. Nunca, en 27 años de democracia, Papel Prensa recibió ningún
cuestionamiento administrativo o judicial por su origen. La empresa nació en
1972 de la mano de la Editorial Abril, de César Civita, luego fue
adquirida por el grupo Graiver y en 1976, cuando este último atravesaba graves
problemas financieros con la quiebra de dos de sus bancos en el exterior, fue
ofrecida por sus dueños a Fapel, sociedad constituida por los
diarios La Nación, Clarín y La Razón. Fapel había nacido dos años antes para
construir otra fábrica de papel, pero decidió abandonar su proyecto para
asegurar la continuidad del de Papel Prensa, empresa que en ese momento se
encontraba endeudada y paralizada. La compraventa se llevó a cabo el 2 de
noviembre de 1976. Fue una operación absolutamente legal y pública, anunciada
en todos los diarios de la época. La Opinión, de Jacobo Timerman, padre
del actual canciller, afirmó que se trataba de una “ventajosa operación”
para los Graiver. En ese momento no había salido a la luz la conexión del
grupo Graiver con la organización armada Montoneros, vínculo que en marzo
y abril de 1977 desencadenó el repudiable secuestro de varios miembros de
ese grupo por la dictadura militar. Los integrantes del grupo Graiver,
vendedores de la empresa, fueron ilegalmente detenidos 5 meses después de
la venta de Papel Prensa y por imputaciones ajenas a este tema. Al momento
de esa operación, los Graiver estaban libres: no habían sido secuestrados ni
torturados ni amenazados por la dictadura gobernante. Así surge de las
causas en las que declararon en democracia, tanto ante el juez federal
Miguel Pons como ante la Cámara Federal, en este caso luego de la condena a las
Juntas Militares.
La Justicia no encontró vínculo
alguno entre la detención de los Graiver y Papel Prensa. La compra también fue
investigada, ya en democracia, por el entonces fiscal nacional de
Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, que no encontró
irregularidades. En todos esos procesos declararon los hermanos Lidia y Osvaldo
Papaleo y nunca mencionaron presión alguna de los diarios. Lidia
Papaleo también declaró en sede judicial que no participó de las
negociaciones, que fueron llevadas a cabo por Juan e Isidoro Graiver,
padre y hermano, respectivamente, de David Graiver. Ella sólo firmó en
representación de su hija menor y por una parte minoritaria de las
acciones que pertenecían a la sucesión de David Graiver. Pero la venta de esas
acciones no se concretó porque el juez que debía aprobarla nunca se expidió.
Así, pasaron al Estado Nacional junto con otros bienes de los Graiver.
Desde que se reveló el plan del
Gobierno para apropiarse de la compañía, los voceros oficiales y sus aliados
circunstanciales vienen cambiando su discurso cuantas veces fuera
necesario para intentar instalar una mentira que resulte incomprobable o
al menos deje sembrada una duda. Siguiendo la máxima de Joseph Goebbels, el
padre de la propaganda nazi, “miente, miente, que algo quedará”. Primero
dijeron que la empresa se vendió con los Graiver secuestrados; después,
que se hizo en un intervalo de su secuestro, y finalmente, bajo presión de los
diarios. Lidia y Osvaldo Papaleo y Rafael Ianover declararon en
democracia respecto de los vejámenes que sufrieron durante su secuestro.
Jamás denunciaron estos hechos que hoy, sugestivamente, aparecen de la mano de
Guillermo Moreno y tras reunirse con el matrimonio Kirchner. El objetivo
para la cúpula del poder es obvio: una nueva manera de ir contra la prensa
independiente, n este caso a través del control de su insumo básico y
del intento de criminalizar a los principales diarios del país.
Papel Prensa fue una
empresa perseguida por el entonces almirante Emilio Massera –quien logró
intervenirla– y ahora lo es por los Kirchner y por Moreno. La frase de
este último “aquí no se vota”, proferida a los gritos en la última
asamblea, es una buena metáfora para comprender las semejanzas de quienes
buscan o han buscado controlar la información en la Argentina. Es de esperar
que la manipulación de los derechos humanos, la mentira lisa y
llana y la persecución de raigambre autoritaria encuentren rápidamente un freno
decidido en las instituciones de la democracia.
Graiver y
Papel Prensa: una historia que se mantiene abierta
Osvaldo
Papaleo contó en una de las audiencias públicas de Diputados la manera en que
la Dictadura le arrebató las acciones de la empresa a la familia Graiver y las
cedió a los diario La Nación, Clarín y La Razón. Hoy el matutino de Herrera de
Noble confirma que compró parte de la papelera en un dudoso proceso legal
durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla.
Guillermo
Moreno confirmó que el Gobierno irá por Papel Prensa y una de las opciones que
baraja el kirchnerismo baraja para quitarle el control de la principal papelera
a Clarín y La Nación, es cuestionar la legalidad con que ambas empresas
periodísticas compraron las acciones de la sociedad.
La Nación,
Clarín y La Razón ingresan en Papel Prensa SA en 1976 luego de la dictadura de
Jorge Rafael Videla le arrebatara a la familia Graiver sus acciones de la
empresa. Así lo contó el empresario Osvaldo Papaleo en una de las audiencias
públicas que se llevó a cabo en Diputados y hoy el diario Clarín lo confirma en
una nota.
“Yo vi a los
tres grandes diarios de este país saquear una empresa de un grupo familiar que
estaban todos presos, juzgados por un tribunal de guerra y condenados. Un
tribunal que le sacó declaraciones bajo tortura”, dijo Papapleo hace unas
semanas en la Cámara Baja.
La empresa “se
origina en 1968 como un proyecto privado con participación estatal, y se
adjudicó en 1972 a Editorial Abril. Estaba previsto que el Estado participara
financieramente y que luego se fuera, algo que nunca hizo. En 1973, el ministro
de Economía José Ber Gelbard buscó cambiar el socio privado y allí entró David
Graiver - que desembolsó U$S 4 millones- en reemplazo de Abril”, explicó el
diario.
“Luego del
golpe de 1976, Graiver muere en un accidente de aviación en México, nunca
esclarecido. Su viuda y sucesora, Lidia Papaleo, comienza entonces el proceso
de venta de sus bienes. Y entre septiembre y octubre, negocia con Fapel
(sociedad de La Nación, Clarín y La Razón) la venta de su parte (63,9%) en Papel
Prensa. En noviembre se efectiviza la operación en U$S 8,3 millones. Recién en
marzo de 1977, varios meses después, aparecen las primeras denuncias sobre
vínculos de Graiver con Montoneros”, argumentó Clarín.
Pero Papaleo
contradijo esa versión hace una semana en una entrevista publicada en el diario
Miradas al Sur. “En marzo de 1977 fueron detenidos casi la totalidad de los
miembros de la familia Graiver. El padre, la madre y la esposa de David
Graiver, que había fallecido el 7 de agosto de 1976 en un accidente aéreo en
México. Entre agosto del ’76 y marzo del ’77, cuando la familia estaba
liquidando sus activos, recibió una oferta por parte de Clarín, La Razón y La
Nación para comprar Papel Prensa. De hecho, la tarde del día en que detienen a
la mayoría de la familia, mi hermana, Lidia Papaleo de Graiver, asistió junto a
Isidoro Graiver a una reunión con representantes legales y algunos miembros de
los directorios de estas empresas para ver si se podía firmar una carta de
intención para comprar la empresa. Esa noche son detenidos”, contó.
Y luego
precisó cómo se desarrolló el proceso para cederle a los tres diarios las
acciones de la familia Gravier. “Empezamos a intentar que la familia Graiver
fuera juzgada por la Justicia Civil y no por la Justicia Militar. Luego los
Graiver fueron incluidos en lo que se llamó el acta institucional. Esto
significaba que uno perdía los derechos civiles y económicos. Esto significa
que todos los bienes de la familia pasaban a estar en manos de la Comisión
Nacional para la Recuperación Patrimonial (Conarepa)”.
“Por lo tanto,
el 75% de Papel Prensa pasa a estar en manos del Estado. A fines del ’78 se
convoca a una asamblea para tratar el tema accionario de la empresa. En ese
momento me reúno con el abogado de Clarín, Bernardo Sofovich, quien me advierte
que se va a realizar una multiplicación de las acciones y la posterior cesión a
Clarín, La Nación y La Razón. Con la multiplicación, las empresas se aseguraban
la posición dominante por más que la familia Graiver recuperara sus acciones.
De esa asamblea no pudimos participar, nos fue prohibido”, concluyó.
En aquellos
años los nuevos dueños pagaron U$S 8 millones de dólares por una empresa
valuada en U$S 250 millones, según una investigación realizada a partir de 1986
por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas. Monto confirmado
hoy por el propio diario Clarín. Según Clarín, la familia Graiver “percibió la
primera cuota (U$S 730.400) y luego el régimen de facto le incautó los bienes.
Los compradores siguieron pagando las cuotas restantes en los tribunales
judiciales hasta saldarla”.
Hoy Papel
Prensa es una empresa que cotiza en Bolsa, de la que son accionistas el Estado
nacional con una participación del 27,46%, el Grupo Clarín, con 49% de las
acciones y La Nación, con 2,49%.
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