Video sobre los posmodernos ENCUENTRO
https://www.youtube.com/watch?v=zATZBbjxFM0
Los jóvenes en la posmodernidad. (Beatriz Sarlo)
https://www.youtube.com/watch?v=zATZBbjxFM0
Los jóvenes en la posmodernidad. (Beatriz Sarlo)
Escenas de la vida posmoderna
Capítulo
I: Abundancia y Pobreza
3. Jóvenes
(...)
La infancia, casi, ha
desaparecido, acorralada por una adolescencia tempranísima. La primera juventud
se prolonga hasta después de los treinta años. Un tercio de la vida se desenvuelve
bajo el rótulo, tan convencional como otros rótulos, de juventud. Todo el mundo
sabe que esos límites, que se aceptan como indicaciones precisas, han cambiado
todo el tiempo.
En 1900, esa mujer
inmigrante que ya tenía dos hijos no se pensaba muy joven a los diecisiete y su
marido, diez años mayor que ella, era un hombre maduro. Antes, los pobres sólo
excepcionalmente eran jóvenes y en su mundo se pasaba sin transición de la
infancia a la cultura del trabajo; quienes no seguían ese itinerario entraban
en la calificación de excepcionalidad peligrosa: delincuentes juveniles, cuyas
fotos muestran pequeños viejos, como las fotos de los chicos raquíticos. En
este caso, la juventud, más que un valor, podía llegar a considerarse una señal
de peligro (de este hábito se desprendió la criminología pero la policia lo
cultiva hasta hoy).
[…]
Hasta el jean y la
minifalda no existió una moda joven, ni un mercado que la pusiera en
circulación. Mary Quant, Lee y Levis son la academia del nuevo diseño. Hasta
1960, los jóvenes imitaban, estilizaban o, en el límite, parodiaban lo que era,
simplemente, la moda: así, las fotos de actores jovencísimos, de jugadores de
fútbol o de estudiantes universitarios, no evocan, hasta entonces, la
iconografía de monaguillos perversos o rockeros dispuestos a todo que ahora es
un lugar común.
Esa iconografia tiene
sólo un cuarto de siglo. Las modelos de la publicidad imitaban a las actrices o
a la clase alta; hoy las modelos imitan a las modelos más jóvenes; y las
actrices imitan a las modelos. Sólo en el caso de los hombres, la madurez
conserva algún magnetismo sexual. Madonna es un desafío original porque adopta
la moda retro sin incorporarle estilemas juveniles: a partir de ella, hay un
disfraz, que sólo usan los jóvenes y que complica el significado de las marcas
de adolescencia sumadas a una moda que exhibe la acumulación de rasgos del
último medio siglo.
Hoy la juventud es
más prestigiosa que nunca, como conviene a culturas que han pasado por la
desestabilización de los principios jerárquicos. La infancia ya no proporciona
un sustento adecuado a las ilusiones de felicidad, suspensión tranquilizadora
de la sexualidad e inocencia. La categoría de "joven", en cambio,
garantiza otro set de ilusiones con la ventaja de que la sexualidad puede ser
llamada a escena y, al mismo tiempo, desplegarse más libre de sus obligaciones
adultas, entre ellas la de la definición tajante del sexo. Así, la juventud es
un territorio en el que todos quieren vivir indefinidamente. Pero los
"jóvenes" expulsan de ese territorio a los falsificadores, que no
cumplen las condiciones de edad y entran en una guerra generacional banalizada
por la cosmética, la eternidad quinquenal de las cirugías estéticas y las
terapias new age.
La cultura juvenil,
como cultura universal y tribal al mismo tiempo, se construye en el marco de
una institución, tradicionalmente consagrada a los jóvenes, que está en crisis:
la escuela, cuyo prestigio se ha debilitado tanto por la quiebra de las
autoridades tradicionales como por la conversión de los medios masivos en
espacio de una abundancia simbólica que la escuela no ofrece. Las estrategias
para definir lo permitido y lo prohibido entraron en crisis. La permanencia,
que fue un rasgo constitutivo de la autoridad, está cortada por el fluir de la
novedad. Si es casi imposible definir lo permitido y lo prohibido, la moral
deja de ser un territorio de conflictos significativos para convertirse en un
elenco de enunciados banales: la autoridad ha perdido su aspecto terrible e
intimidatorio (que potenciaba la rebelión) y sólo es autoridad cuando ejerce
(como lo hace con indeseable frecuencia) la fuerza represiva. Donde antes podía
enfrentarse la prohibición discursiva, hoy parece quedar sólo la policía. Donde
hace unas décadas estaba la política, aparecieron luego los movimientos
sociales y hoy avanzan las naves de las neo-religiones.
El mercado toma el
relevo y corteja a la juventud después de haberla instituido como protagonista
de la mayoría de sus mitos. La curva en la que se cruzan la influencia
hegemónica del mercado y el peso descendente de la escuela representa bien una
tendencia: los "jóvenes" pasan de la novela familiar de una infancia
cada vez más breve al folletín hiperrealista que pone en escena la danza de las
mercancías frente a los que pueden pagárselas y también frente a esos otros
consumidores imaginarios, esos más pobres a quienes la perspectiva de una vida
de trabajo y sacrificio no interpela con la misma eficacia que a sus abuelos,
entre otras cosas porque saben que no conseguirán en ella ni siquiera lo que
sus abuelos consiguieron, o porque no quieren conseguir sólo lo que su abuelos
buscaban.
Consumidores
efectivos o consumidores imaginarios, los jóvenes encuentran en el mercado de
mercancías y en el de bienes simbólicos un depósito de objetos y discursos fast
preparados especialmente. La velocidad de circulación y, por lo tanto, la
obsolescencia acelerada se combinan en una alegoría de juventud: en el mercado,
las mercancías deben ser nuevas, deben tener el estilo de la moda, deben captar
los cambios más insignificantes del aire de los tiempos. La renovación
incesante que necesita el mercado capitalista captura el mito de novedad
permanente que también impulsa a la juventud. Nunca como hoy, las necesidades
del mercado están afinadas de manera tan precisa al imaginario de sus
consumidores.
El mercado promete
una forma del ideal de libertad y, en su contracara, una garantía de exclusión.
Como se desnuda el racismo en las puertas de algunas discotecas donde los
guardias son expertos en diferenciaciones sociales, el mercado elige a quienes
van a estar en condiciones de elegir en él. Pero, como necesita ser universal,
enuncia su discurso como si todos en él fueran iguales. Los medios de
comunicación refuerzan esa idea de igualdad en la libertad que forma parte
central de las ideologías juveniles bien pensantes, donde se pasan por alto las
desigualdades reales para armar una cultura estratificada pero igualmente
magnetizada por los ejes de identidad musical que se convierten en espacios de
identidad de experiencias.
Sólo muy abajo, en
los márgenes de la sociedad, este conglomerado de estratos se agrieta. Las
grietas, de todos modos, tienen sus puentes simbólicos: el videoclip y la
música pop crean la ilusión de una continuidad donde las diferencias se
disfrazan en elecciones que parecen individuales y carentes de motivaciones
sociales. Si es cierto, como se ha dicho, que se ama a una estrella pop con el
mismo amor con que se sigue un equipo de fútbol, el carácter transclase de estos
afectos tranquiliza la conciencia de sus portadores, aunque ellos mismos,
luego, diferencien cuidadosamente y con cierto placer snob a los negros de los
rubios, según la lógica que también los clasifica en las puertas de las
discotecas. El impulso igualitario que a veces se cree encontrar en la cultura
de los jóvenes tiene sus límites en los prejuicios sociales y raciales,
sexuales y morales.
La debilidad de
pertenencia a una comunidad de valores y de sentidos es compensada por una
escena más abstracta pero igualmente fuerte: las temas de un imaginario liso y
brillante, aseguran que, precisamente, la juventud es la fuente de los valores
con que ese imaginario interpela a los jóvenes. El círculo se cierra de manera
casi perfecta.
*"Escenas de la vida
postmoderna", de Beatriz Sarlo. ©Espasa Calpe
Argentina S.A. / Ariel
Cuestionario
1-¿Qué
pasa con la infancia y la juventud a inicios del siglo XXI?
2-
Enumere los cambios en la cultura juvenil, mencionados en el artículo.
3-¿Por
qué la juventud es prestigiosa?
4-
¿Qué son los consumidores efectivos e imaginarios en la posmodernidad?
5-¿Qué es lo que
promete y exige el mercado?
6-¿Qué
sucede con la música?
7-De su opinión sobre
el artículo. En qué cosas se coinciden y en que no. ¿Qué es lo que resultó más importante
y/o llamativo?
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