Sociedades disciplinarias
Se caracterizan por una lógica del poder basada en prácticas
disciplinarias que se dirigen a la creación de subjetividades. En las
sociedades disciplinarias el individuo pasa sucesivamente de un círculo cerrado
a otro, de institución en institución (la escuela, el cuartel, la fábrica, el
hospital, la cárcel, etc.), en estas instituciones se llevan a cabo acciones de
moldeamiento y ductilización del cuerpo. Se inscriben en el sujeto una serie de
hábitos y normas que perduran más allá de los muros de la institución.
La tecnología disciplinaria se dirige a “encauzar conductas”, corregir,
reducir las desviaciones, es decir pretenden normalizar a todos los sujetos
creando subjetividades funcionales para el sistema. Las prácticas disciplinarias
funcionan por medio de una detallada estructuración del espacio y del tiempo de
las relaciones entre los individuos, con ayuda de procedimientos de observación
jerárquica y de juicio normalizador.
Se despliegan las siguientes operaciones:
Distribuye individuos en el
espacio a partir de la clausura. Localiza a cada individuo en un lugar. Se
generan emplazamientos funcionales, cada espacio de la institución tiene su
significado en un plan racional más general y exige conductas diferenciadas.
Crea series. Los locos se agrupan por
patologías, los convictos por delitos..., cada individuo se define por el grupo
al que pertenece. El efecto de esta distribución consiste en ordenar
multitudes. Para ello se usaran métodos como el examen, los test o la
entrevista.
Gestiona la actividad de los
individuos pautando estrictamente el empleo del tiempo.
Organiza globalmente la
temporalidad. un tiempo común para todos.
Cada individuo ha de ser
consciente de que es una pieza de un engranaje mayor. El cuerpo del individuo
es un elemento que se puede mover, colocar, articular, intercambiar, sacrificar
si el proyecto general lo exige, etc. Se vuelve un átomo: observable y
manejable.
“La disciplina supone una inspección jerárquica e implica el establecimiento
de sanciones normalizadoras, se castiga lo que no se ajusta a regla, se busca
corregir la desviación” (Domenech, M.; Tirado, F.J.; Traveset, S. y Vitores,
A., 1999).
Sociedades de control.
En la sociedades de control
Se instaura una nueva lógica basada en prácticas de control abierto y
continuo, este no requiere visibilidad y trasciende las barreras físicas.
En estas sociedades, el poder toma formas más sutiles e internalizadas,
que se valen de las aspiraciones y deseos, las identificaciones o la búsqueda
de autorrealización. Los sujetos se perciben como participantes activos de sus
vidas, persuadidos para entrar en una alianza entre objetivos y ambiciones
personales y objetivos o actividades socialmente valorizados: consumo,
rentabilidad, eficiencia y orden social. Es decir, promueve en las personas
inquietudes, motivaciones y estilos de vida acordes con los de la sociedad.
Estas tecnologías de gobierno se despliegan no a través de la coerción
sino a través de la persuasión inherente a sus verdades, de las ansiedades
estimuladas por sus normas y de las atracciones ejercidas por las imágenes de
vida y del yo que ofrecen. Las podemos llamar “Tácticas soft”: seducción frente
a represión, creación de necesidades en lugar de inculcación de prescripciones,
relaciones públicas frente a fuerza pública, publicidad frente a autoridad
(Varela y Álvarez-Uría, 1989).
Las redes de poder se instalan en el terreno de lo privado y sobre él
ejercen un control sutil mediante tácticas que no rompen el convencimiento de
actuar libremente. De este modo, en estos sistemas de control la relación entre
subjetividad y poder es más insidiosa, compleja y difícil de evidenciar ya que
apelan precisamente a la autonomía y libertad de los sujetos.
Postdata a las sociedades de control
Gilles Deleuze
[…]
Foucault situó las sociedades disciplinarias en los siglos XVIII y XIX; estas
sociedades alcanzan su apogeo a principios del siglo XX, y proceden a la
organización de los grandes espacios de encierro. El individuo no deja de pasar
de un espacio cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia,
después la escuela (“acá ya no estás en tu casa”), después el cuartel (“acá ya
no estás en la escuela”), después la fábrica, de tanto en tanto el hospital, y
eventualmente la prisión, que es el lugar de encierro por excelencia.
[…]
Estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión,
hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un “interior” en crisis como
todos los interiores, escolares, profesionales, etc. Los ministros competentes
no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la
escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la prisión: pero
todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto
plazo. Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la
instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta. Son las
sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias.
[…]
Esto se ve bien en la cuestión de los salarios: la fábrica era un cuerpo que
llevaba a sus fuerzas interiores a un punto de equilibrio: lo más alto posible
para la producción, lo más bajo posible para los salarios; pero, en una
sociedad de control, la empresa ha reemplazado a la fábrica, y la empresa es un
alma, un gas. (…) Si los juegos televisados más idiotas tienen tanto éxito es
porque expresan adecuadamente la situación de empresa. La fábrica constituía a
los individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada
elemento en la masa, y de los sindicatos que movilizaban una masa de
resistencia; pero la empresa no cesa de introducir una rivalidad inexplicable
como sana emulación, excelente motivación que opone a los individuos entre
ellos y atraviesa a cada uno, dividiéndolo en sí mismo. El principio modular
del “salario al mérito” no ha dejado de tentar a la propia educación nacional:
en efecto, así como la empresa reemplaza a la fábrica, la formación permanente
tiende a reemplazar a la escuela, y la evaluación continua al examen. Lo cual
constituye el medio más seguro para librar la escuela a la empresa.
[…]
Las sociedades disciplinarias tienen dos polos: la firma, que indica el
individuo, y el número de matrícula, que indica su posición en una masa.
[…]
En las sociedades de control, por el contrario, lo esencial no es ya una firma
ni un número, sino una cifra: la cifra es una contraseña, mientras que las
sociedades disciplinarias son reglamentadas por consignas (tanto desde el punto
de vista de la integración como desde el de la resistencia). El lenguaje numérico
del control está hecho de cifras, que marcan el acceso a la información, o el
rechazo. Ya no nos encontramos ante el par masa-individuo. Los individuos se
han convertido en “dividuos”, y las masas, en muestras, datos, mercados o
bancos. Tal vez sea el dinero lo que mejor expresa la diferencia entre las dos
sociedades, puesto que la disciplina siempre se remitió a monedas moldeadas que
encerraban oro como número patrón, mientras que el control refiere a
intercambios flotantes, modulaciones que hacen intervenir como cifra un
porcentaje de diferentes monedas de muestra.
[…]
Es fácil hacer corresponder a cada sociedad distintos tipos de máquinas, no
porque las máquinas sean determinantes sino porque expresan las formas sociales
capaces de crearlas y utilizarlas. Las viejas sociedades de soberanía manejaban
máquinas simples, palancas, poleas, relojes; pero las sociedades disciplinarias
recientes se equipaban con máquinas energéticas, con el peligro pasivo de la
entropía y el peligro activo del sabotaje; las sociedades de control operan
sobre máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro
pasivo es el ruido y el activo la piratería ola introducción de virus. Es una
evolución tecnológica pero, más profundamente aún, una mutación del
capitalismo. Una mutación ya bien conocida, que puede resumirse así: el
capitalismo del siglo XIX es desconcentración, para la producción, y de
propiedad. Erige pues la fábrica en lugar de encierro, siendo el capitalista el
dueño de los medios de producción, pero también eventualmente propietario de
otros lugares concebidos por analogía (la casa familiar del obrero, la
escuela). En cuanto al mercado, es conquistado ya por especialización, ya por
colonización, ya por baja de los costos de producción.
[…]
Gran parte de la filmografía del documentalista Harun Farocki (1944) puede ser
utilizada para abordar las características del pasaje de una sociedad
disciplinaria a una sociedad de control. La torre panóptica típica de las
prisiones encontró nuevas formas en las cámaras vigilantes que se multiplican
en los cajeros, los bancos, los supermercados, los shoppigns, las autopistas y
los escenarios en los cuáles transcurren las sociedades contemporáneas.
[…]
La cultura del consumo como paradigma de los tiempos posmodernos puede ser
abordada también en distintas películas. En Naturaleza muerta, desmenuza la
construcción del relato de este tópico de la pintura del siglo XVII para
compararlo con la producción de la fotografía para la publicidad contemporánea.
De esta manera, desnuda los mecanismos de la creación de objetos de deseo,
apetecibles por sí mismos, por sus características físicas, sus texturas, sus
colores, su simbología. La imagen es creada para producir el deseo, no es un
registro de un fenómeno existente, sino su propio origen. De una forma similar,
en Los creadores de los mundos de consumo, muestra las estrategias de los
centros comerciales en la ubicación espacial de la mercadería de acuerdo al
camino y la mirada de los potenciales clientes. La colocación de determinados
productos al lado de otros en la góndola se asemeja bastante a la yuxtaposición
de planos en un montaje cinematográfico, y también va creando un relato, el
relato del consumidor. En La solicitud de empleo, Farocki filma a un grupo
heterogéneo de personas desocupadas, de diferente nivel socio educativo, que
asisten a cursos en los cuáles se aprende a solicitar un empleo. Se les enseñan
por tanto, los gestos, las palabras y los movimientos de “utilidad” y
“docilidad” que el sistema neocapitalista pondera como exitosos.
Cuestionario:
1-
¿Qué
es la sociedad de Control y que cambios hubo en los lugares de encierro?
Explique.
2-
¿Qué
se dice de las cifras y cuál es su función?
3-
¿Qué
sucede con las máquinas en la nueva sociedad del control?
4-
¿Qué
relación se establece entre imagen y consumo?.
5-
Efectúe
una síntesis, de lo que según se parecer, significa la sociedad del control.
6-
De
ejemplos de los cambios producidos por la nueva sociedad.
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