El término "industria cultural", introducido por esta corriente de pensamiento, designa a las producciones de los medios de comunicación (en especial el cine y la radio) que se masifican y adquieren un carácter repetitivo, en contraposición con las obras de arte.
Horkheimer y Adorno usan el concepto "industria cultural" y no "cultura de masas" para acentuar la idea de "fabricación" de la cultura por parte de la clase dominante, en oposición a un surgimiento espontáneo, desde la gente, de las manifestaciones artísticas.
Las producciones culturales en serie son reproducciones consumidas de manera uniforme por personas de gustos similares en cualquier lugar del mundo. Este pensamiento crítico fue enunciado más de medio siglo antes de que la palabra "globalización" se pusiera de moda.
El triunfo de la sociedad industrial, afirman, se refleja en los medios masivos. La variedad de modelos y marcas de automóviles es comparable a las distintas clases de películas y de géneros, que abarcan a todos los públicos.
El cine es analizado con minuciosidad y los cuestionamientos se multiplican. Las tramas reiterativas, la falta de imaginación y creatividad, la violencia son ítems que se repiten en los filmes, en los que el espectador puede adivinar cómo seguirá la historia sin demasiado esfuerzo.
Esa pasividad del espectador, similar a la del oyente de radio, está relacionada con otra característica de la industria cultural: sus producciones pueden ser consumidas (vistas, escuchadas) sin necesidad de una gran atención. La intención es que el espectador salga del cine y no encuentre diferencias entre la vida que transcurre en la película y la vida que lo rodea.
La industria cultural, como oposición al arte de vanguardia, aplica las leyes de la oferta y la demanda para los bienes que produce. El fin es la diversión de la gente, y el negocio de los dueños de las radios y de las productoras cinematográficas. Ejerce un control social (poder que se ejecuta sobre la población para mantener el sistema) buscando el conformismo de los ciudadanos, que son, a la vez, empleados y clientes de esta fábrica.
En los filmes, la tragedia y el sexo, sólo por citar dos ejemplos, están banalizados y se transforman en un elemento primordial de evasión social. Según los pensadores alemanes, esta distracción está incentivada desde el poder para desviar la atención de la comunidad de sus verdaderos problemas.
En el libro citado, Horkheimer y Adorno analizan el uso que Hitler hizo de la radio para consolidar el régimen nazi. Los discursos del Führer llegaban a cada hogar, a cada lugar de reunión, a cada pueblo alejado de Alemania, cubiertos de un aura mística. Al influjo de esa experiencia, ninguno de los dos pensadores rescata nada positivo de un medio tan importante como la radio.
El jazz también es criticado con dureza porque, según los autores, contribuye a la vulgarización de la música. También cuestionan la difusión radial de la música clásica porque pierde su valor de obra de arte.
CONSIGNA:
Luego de leer el texto y de observar los videos de apoyo sobre el tema de las industrias culturales, realizar un mapa conceptual de síntesis con los temas centrales. 1 carilla
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